Mi experiencia en Universidad de Lleida, España.
Regreso después de unos meses a una ciudad donde tengo muy buenos recuerdos, amigos, aventuras y lugares nuevos, sin embargo; esta vez no están aquellos amigos que el año pasado conocí, solo quedan dos de ellos, con los cuales decidí vivir y hoy son mis compañeros de piso.
Me encuentro con personas nuevas, de distintas nacionalidades, los lugares siguen siendo los mismos pero el ambiente es diferente.
Comencé clases en una lengua diferente y al mismo tiempo similar a la mía, una lengua que un año antes me había dado dolores de cabeza y esta vez comenzaba a tomarle el sentido y empecé a comprender tantas cosas que hace un año no me había dado la oportunidad de tomarles el interés.
Comienzo a conocer gente nueva, que al igual que yo es tímida en un inicio; nos cuesta un poco tratar de socializar por mas extrovertidos que seamos, pero al final a todos nos une el mismo sentimiento, estamos en un país diferente, lejos de nuestras familias, rodeados de completos desconocidos, cada uno con su propia historia y claro, con una lengua distinta a la nuestra; porque si, aunque el español de México y el castellano sean casi similares, créanme que no lo son, puedes comprender todo lo que te dicen, pero no estas acostumbrado a escucharlo de esa manera y tardas un poco en adaptarte al cambio cultural y en ese tiempo de adaptación, notas que ya hablaste con una Chica ucraniana que está sentada a tu lado y poco a poco comienzas a hablar con más y más gente…. Y tu cabeza comienza a hacer conclusiones sobre si quizás estos chicos que conocí van a ser mis amigos de por vida o simplemente serán a quienes les sonreirás cuando te los encuentres caminando por la calle mayor. De lo que estoy seguro es que todo esto se queda en tu cabeza porque la vida va dando muchas vueltas y un día conoces a un chico de Italia, que no tomo el curso de catalán, que llego dos semanas tarde a clases y con el paso de los días se convierte en uno de tus mejores amigos, al punto de llamarte “hermanito” y es allí cuando te das cuenta que el mundo es muy pequeño. Aprendes que las personas no son tan complicadas cuando las conoces y les dejas conocer a tu yo verdadero, que estas en un país diferente, donde puedes ser quien tú quieras y poco a poco aprendes a aceptar que a algunas personas no les vas a agradar por tu forma de ser, pero otras te van a amar por ello.
Aprendes a valorar tu familia, tu casa, tu escuela, tu dinero, tus maestros, tus compañeros, tu automóvil, la comida, etc. Comienzas a notar que vas madurando poco a poco y esto gracias a que ya no tienes a nadie cerca para que te ayude a resolver tus problemas, estas solo y comienzas a resolver tus inquietudes por ti mismo, aprendes a escuchar consejos y a tomar solo los que te benefician y a agradecer el interés de alguien hacia ti cuando es sincero.
Descubres que eres mejor Chef de lo que pensabas y comienzas a compartir tus artes culinarias con tus nuevos amigos, te encanta ver como lloran por el picante y como gozan al probar por primera vez una carlota. Cuentas los días por estar con tu familia y a la vez no quieres contarlos porque no quieres que toda esta nueva aventura se acabe, tienes una mezcla de emociones pues sabes que a muchas de estas nuevas maravillosas personas que acabas de conocer no las volverás a ver otra vez en la vida y se te hace un nudo en la garganta al pensar en el día que les tengas que decir un hasta pronto; porque lo difícil no es despedirte de alguien, siempre puedes tomar un vuelo a cualquier parte del mundo y esa persona estará allí recibiéndote con los brazos abiertos, lo difícil es despedirte de los momentos, lugares y los recuerdos; esos son los que no regresan, sabes que no volverás a estar en el mismo lugar, con las mismas personas y bajo las mismas circunstancias. Aun así, despiertas cada día tratando de disfrutar al máximo, pues la experiencia de estar de Intercambio se define como una forma de pensamiento y una forma de vida, algo que sin duda todos deberíamos experimentar.
Mi nombre es Sergio López Cruz estudio arquitectura y me encuentro haciendo mi segundo intercambio estudiantil en Europa, porque uno no es suficiente y sin lugar a dudas, por más aterrador que parezca, por más imposible que pienses que sea, recordemos que querer es poder y muchas veces las oportunidades están allí esperando a que nosotros digamos SÍ!
Esto es un poco de mi experiencia hasta ahora, pero si de algo estoy seguro es que aún habrá más anécdotas que contar, más personas por conocer, muchos más lugares que descubrir y mucho más que aprender.